La vida; por definición, es el conjunto de eventos que se
presentan en el devenir de una persona. La vida es la existencia, la
continuidad; y muchas veces, transcurrimos por ella, tratando de evadir el tema
del sexo y la muerte; pues estos temas han sido señalados como tabú por
cuestiones morales y religiosas, sin considerar que son obligadas para sostener
a la vida misma.
Si un ángel bajara del cielo (o un extraterrestre) y
estipulara: “A partir de éste momento no habrá más sexo en éste planeta”.
Invariablemente del choque que significaría para muchos el
vivir en un planeta asexual, la realidad es que toda la vida en el planeta
dejaría de existir en menos de dos años.
¿Suicidios en masa? ¿Genocidios?
No es necesario, basta con considerar que la sexualidad es
la fuente de todo cuanto consumimos como animales superiores; simplemente no
habría trigo, maíz, arroz, soya; ni siquiera carne, pues el ganado quedaría
privado de su alimento para producir carne y la enorme gama de derivados
animales sin mencionar la recuperación de los hatos ganaderos; los mares
quedarían vacíos en poco tiempo, incluso aquellos que proliferan por división,
terminarían por dejar de existir. Todo tan solo por la ausencia del sexo.
Por otro lado; si el mismo ángel estipulara: “A partir de
éste momento no existirá la muerte en éste planeta”.
La esperanza de una vida eterna se vería enfrascada ante la
imposibilidad de procuración del mismo alimento; pues el sustento de la vida
para unos, significa la muerte para otros. Muerte de ganado, de plantaciones,
de frutas y verduras. Todo aquello que es consumido por el hombre, debe
enfrentar la muerte por necesidad.
Ahora; si también nos privaran de la necesidad de
alimentarnos, pues terminaríamos en un mundo superpoblado y seguramente lleno
de gente histérica y de estrés por el hacinamiento.
De tal modo, la naturaleza ha dado orden a la vida. ¿Cuándo
dejará el ser humano de ser tan egoísta al considerar una tragedia el momento
de la muerte?
¿Te gustan las chuletas de cordero? Son ovejas de menos de
un año de edad.
¿Te gustan las angulas? Son anguilas bebés.
¿Te gustan los omeletts? Esos ni a embriones llegan.
Vivimos, de la muerte de miles. Por tal razón, si se da el
momento de que una raza diferente llegara y nos considerara su alimento, pues
simplemente se estaría manteniendo el equilibrio natural de las cosas. Y aunque
seguramente nos defenderíamos hasta que la población comenzara a ser tan
escasa, que resultara demasiado caro su caza, al final nos daríamos cuenta de
que la cadena se extiende más allá de nuestra propia naturaleza.
Por eones, nos hemos considerado el depredador máximo; a tal
grado que la gran mayoría de los seres humanos viven sin la menor preocupación
de ser atacados por algún otro animal.
Se dice que únicamente el hombre, se come al hombre.
Por tal razón es que el sexo es tan importante, y lo
considero, como el principio, pues todo agricultor, ganadero o acuacultor,
desea fervientemente que sus instalaciones sean un paraíso, donde el sexo se dé
sin recato ni consideración; pues así sus ganancias aumentan.
Del mismo modo, los comerciantes de todos estos productos, a
los que considero el segundo paso, esperan que la necesidad de matar sea mucha,
para que de ésta manera sus ganancias aumenten también.
Y como resultado de estos eventos, está el consumo de los
diferentes productos alimenticios que nacieron del sexo y murieron para
garantizar el seguimiento de la vida, que es el fin de todo lo anterior.
Así es que el dicho de que “Sin vida no hay muerte” puede
llegar a cambiarse a “Sin sexo no hay muerte y luego vida”; claro que podría
seguirse a “y luego muerte, y luego vida y luego…”.
La vida, no es solo la problemática de vivirla en sí. Aquel
que lo siente de esa manera, vive en la ignorancia de la realidad.
Debemos ser conscientes y darle a las cosas su verdadera
forma y magnitud, o nos quedaremos en el camino.
Saludos.
JM Cabrera.
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