Cada persona crece en medio de un ambiente que le es
favorable o desfavorable y cada una sobresale, flota o se mantiene hundido en
ese medio.
Hay mujeres y hombres que forjan su camino, seres que sin
importar el costo, luchan por encontrar su ideal y su grandeza. En México, hay
muchos ejemplos y seguro estoy que cualquiera en cualquier otro país se podría
asegurar lo mismo con algunos compatriotas.
En éste país, surge el caso de la Maestra Elba Esther
Gordillo, quien partiendo de un humilde comienzo en la Sierra de Chiapas, llegó
a ser una de las más encumbradas dirigentes sindicales. Sin miramientos y
consideración hacia sus agremiados, utilizaba las aportaciones de los maestros
adosados al SNTE, para proporcionarse bienes y propiedades personales, e
incluso el exorbitante costo de más de un tratamiento cosmético que le hizo
verse cada vez mejor con el paso de los años.
Por otro
lado, está el caso del Comandante Hugo Chávez Frías, quien falleció hace un par
de días.
Pero ambos
personajes, a pesar de ser diametralmente opuestos, tienen un punto de
semejanza.
La simple y
llana intensión de dejar de ser pequeños y encumbrarse a pesar de todo lo
opuesto. Sin importar el costo. Ambos escalaron por entre la infame pirámide
del poder, adoptando la figura del que se arrastra, fueron escurriéndose desde
el centro del tumulto, hasta lograr salir a la luz y acercarse poco a poco
hasta la cumbre. Pero como toda adicción, necesita de un alto precio por pagar
para mantener la experiencia, con un costo físico y mental por demás
desgastante, pero sin poder dejar de aportar la carne y el espíritu, con tal de
evitar el “delirium tremens”.
Es necesario
aportar el sacrificio personal y ajeno, muchos deben caer y pagar el precio de
tal ambición, No se puede concebir tal ascenso sin pensar que no hubo personas
que fueron pisoteadas o destruidas en el camino, víctimas. Pero no son los
únicos casos, ya que es la regla general en los “encumbrados”.
¿Cuál es la
diferencia dentro de ésta similitud? La conciencia. La maestra simplemente
buscó el enriquecimiento personal, mientras que Hugo Chávez, lo hizo
persiguiendo un objetivo, una convicción. ¡No importa si era bueno o malo! Lo
importante es que la búsqueda de su meta, le causó tal desgaste físico que lo
llevó al decaimiento progresivo y su acaecimiento final. Elba Esther Gordillo,
en cambio no tenía ningún remordimiento, trabajaba al estilo de una “acaparadora”
de bienes y dinero. Por lo cual goza de una envidiable salud, lo cual le
garantizará una vida larga y saludable; lamentablemente dentro de una prisión.
Y ¿Cómo se puede constatar ésta diferencia? Simplemente en el seguimiento de aquellos que los rodean. La Maestra defraudó a sus representados y éstos no han estallado en batalla contra el gobierno (como ella lo había predicho). Si bien ha habido movimientos, éstos se han llevado a cabo bajo amenazas y engaños acerca de una jugada letal planeada por el gobierno, pero si fuera así, ¿Por qué no han hecho nada los otros sindicatos?
En el caso
de El Comandante, su pueblo lo llora y lo extraña.
Puede ser
que no hayamos compaginado con sus ideas, ideales y convicciones, pero eso es
porque nos encontramos inmersos en un estado que nos aleja de la realidad en la
que viven los ciudadanos de esas latitudes. Incluso dentro de nuestro país, la
realidad nos es velada de una colonia a otra ¿Por qué no podría ser así con una
distancia de miles de kilómetros? Chávez llamó a nuestro presidente “Cachorro
del imperio”, pero eso es solo debido a nuestra localización geográfica, las
necesidades y capacidades de los ciudadanos condicionan la gobernabilidad, si
Venezuela estuviera junto a Estados Unidos y nosotros a 50,000 millas de
distancia, seguro los papeles estarían invertidos; “Si el Norte fuera el sur”
dice Ricardo Arjona.
El caso es
que un icono ha perdido la vida, pero no ha dejado de existir; y puede ser que
ahora, su existencia sea más influyente; su ocaso, será su más esplendoroso
amanecer. La que ni fú ni fá, será Elba Esther Gordillo.
J. M.
Cabrera
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