Recientemente se ha dicho mucho
acerca de la “Reforma Educativa”.
Pero ¿Qué es lo que encierra
ésta nueva forma de enseñanza?
En realidad no se trata de nada
nuevo. La Reforma Educativa no pretende cambiar el estilo mediante el cual los
estudiantes reciben los vastos conocimientos vertidos por el magisterio
mexicano. Se trata simplemente de una nueva manera de tratar a los maestro; en
otras palabras, es la Reforma Laboral dirigida específicamente hacia el
profesorado de éste país.
¿Es eso bueno para ellos? Mucho
se ha dicho y vituperado acerca del comportamiento de los maestros. El caso no
es justificar o denostar sus métodos de protesta, pues la verdad es que muchos
de aquellos que se enfrentan a ganaderos y provocan desmanes, son personas
ingresadas en las filas sindicales precisamente para participar o encabezar ese
tipo de movimientos. En otras palabras son la fuerza de choque del Sindicato de
Maestros. Este tipo de personajes, poseen plaza de maestros, pero no ejercen el
magisterio, simplemente cobran como tales, pero se dedican a otro tipo de
actividades, percibiendo todos los beneficios que sus plazas le otorgan, entre
ellos, la perpetuidad del puesto, el cual es heredable a sus vástagos o
sucesores o en dado caso susceptible a ser mercado por cantidades no menos
jugosas.
Cualquier dirigente o miembro
del Sindicato (cualquiera que éste sea) o Secretaría, que diga que las plazas o
puestos para ser profesores ya no se venden, está mintiendo con todos y cada
uno de sus dientes. Pese a los numerosos acuerdos y peroratas expuestas en
innumerables spots o noticieros televisivos, radiales, impresos o informáticos,
LAS PLAZAS PARA MAESTROS SE SIGUEN OFRECIENDO AL MEJOR POSTOR. Si bien es
cierto que se le da preferencia a aquellos que poseen un título, en este tipo
de transacciones “El dinero Habla”.
¿Qué pretende entonces la Nueva
Reforma? Pues precisamente la de eliminar la perpetuidad del derecho a plazas,
la competencia entre educandos capacitados por ellas cada año y la garantía de
una continua preparación de los profesores y maestros del gremio, quitándole la
administración de éstos beneficios al Sindicato de Maestros.
¿Será esto posible? El detalle
es que éste tipo de capacidad cae fácilmente en la corruptibilidad, ya que
aquel que posea ésta facultad se verá inmediatamente acosado por innumerables
personas acostumbradas a la compra de favores y beneficios, por lo que se
requiere de un sistema formado por personas de gran capacidad moral y carácter
para soportar sobornos de más de cien mil pesos por puesto (eso es lo que vale
una buena plaza).
El detalle es que TODOS SABEN
que por tal motivo, la educación en realidad queda a un lado, dado que no se
trata de mejorar la metodología del vertido educacional si no de desarrollar un
control sobre el magisterio, quitando la
mina de oro al sindicato y a sus dirigentes, quienes lógicamente defenderán
hasta con la vida (primero la de su comprado grupo de choque) pues de ello
dependen que puedan seguir teniendo sus casitas de 10 millones de dólares en el
extranjero.
Sin embargo yo creo que no todo
está perdido. Si bien la educación moral otorgada por los maestros no es del
todo aceptable, debido sobre todo a que incluso en los estados denominados como
“Sin conflicto”, es costumbre abandonar los salones a media jornada para
“cobrar” el fruto de su esfuerzo diario cada quince días (a pesar de que se les
deposita en cuantas bancarias), y teniendo tiempos laborables de 8 de la mañana
a la una de la tarde (me refiero lógicamente a las escuelas de gobierno federal
y estatal). Los jóvenes no hacen otra cosa que querer ser maestros.
Podrán decir que deben preparar
la clase por anticipado o que después de clases deben calificar exámenes y
trabajos, no es el caso en la mayoría de ellos ni lo es todos los días, ya que
es sabido que aprovechan cualquier momento en “calificar y evaluar” el
desempeño de sus alumnos.
No todo es por supuesto culpa
del profesorado, también hay culpa en el seno del hogar.
Recientemente me topé con unas
personas que “tomaban” el desperdicio de varilla y fierro viejo en una
construcción anexa a mi domicilio, al preguntar por ese proceder, simplemente
me respondieron que “No era de nadie”, lógicamente les inquirí que ése material
se encontraba dentro de una propiedad privada y lógicamente pertenecía a
alguien, a lo que contestaron que “No había nadie que se los impidiera”. Este
saqueo era hecho por personas adultas. Sin embargo un conocido mía me llegó a
comentar que en su propiedad una mujer trataba de llevarse un atado de varilla
rescatada de una construcción de su propiedad, pero ésta mujer no pudo y se
retiró, sin embargo una hora después regresó acompañada por dos jóvenes de
entre diez y once años de edad, hijos seguramente de ésta mujer, quienes
lograron finalmente subir el material a un destartalado triciclo. Lógicamente
el propietario les reclamo y los obligó a dejar el material en ese lugar, el
detalle es que cuando les cuestionó el por qué habían tratado de llevárselo, simplemente
contestaron –Pensábamos que no era de nadie-
¿Qué pasa por la cabeza de esa
mujer? No tengo idea, pero sí sé que los niños han aprendido que pueden tomar
lo que puedan que les sirva sin importar en donde esté, el riesgo que esto
lleva es que más adelante sabrán que pueden tomar lo que quieran sea de quien
sea.
Este tipo de personas se mueven
en un contexto de mucha violencia verbal y física, por lo que reaccionan de muy
mala manera cuando se les llama la atención o se les trata de reprender, es necesario
tener un carácter verdaderamente fuerte para sobrepasarlos y ponerlos en su
lugar, y por esa razón es que mucha gente a pesar de percatarse de que son
víctimas de ese tipo de abuso, no hacen nada por evitarlo y terminan cubriendo
su casa de rejas para evitar que estas costumbres entren en sus casas.
En realidad no es nuestra
culpa. Pero si está en nuestras manos la solución del problema. Personas que
poseemos la capacidad de influir en otros, debemos en todo momento crear
conciencia en este tipo de personajes. No se trata de cambiarlos, si no de
obligarlos a pensar y a entender de que si no comenzamos a cambiar,
terminaremos en un estado de anarquía, en el que los que tienen más capacidad
económica aplastarán a los que menos tienen tan solo para garantizar un medio
estable a su alrededor.
Saludos.
J. M. Cabrera
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